Reseña || El asesino ciego, de Margaret Atwood
Llegó igual que El jardín olvidado de Kate Morton (click aquí para ver la reseña), pero con éste tuve algunas dudas al llevármelo. Quería leer a Margaret Atwood y me aventuré.
*Argumento:
La familia Chase funda unas fábricas cuyos beneficios les convierten en una de las familias más poderosas económicamente hablando. La historia de esta familia nos la cuenta Iris Chase, ya en su ancianidad, quién recuerda los momentos clave de su vida, así como la fama de la figura de su hermana Laura, autora de "El asesino ciego".
Iris era la nieta de aquellos que habían fundado las fábricas y junto con su hermana Laura era toda la compañía que su padre tenía, pues su esposa había fallecido en el parto de su segunda hija. Ambas hermanas estaban muy unidas, pero desde pequeña Laura había tenido un comportamiento fuera de lo esperado para una niña de su clase social.
En uno de los picnics organizados por las familias más ricas, Laura conoce a Alex Thomas, un huérfano con el que automáticamente tiene una conexión que nadie más entiende. Un día las fábricas de la familia Chase se incendian y ven salir de allí a Alex y a Laura. Para proteger a su amigo, Laura le pide a su hermana que lo ayude a esconder a Alex en la buhardilla de la casa. Para evitar la bancarrota de la familia, el padre de Iris le pide que se case con uno de los jóvenes más influyentes: Richard Griffen.
Desde el principio la relación es autoritaria, exclusiva y tóxica: él no le permite tener relación con otras personas, ni siquiera de su familia, así que tardó más de lo normal en conocer la noticia del fallecimiento de su padre. Richard ahora controlaba todo el imperio que los Chase habían conseguido mantener durante décadas.
Laura es enviada a un internado, del que la expulsan por tener opiniones controvertidas sobre Dios, así que queda al cargo de Iris y Richard, viviendo con ellos. Sin embargo, será enviada a un psiquiátrico bajo la firma de Richard, argumentando que había tenido un brote de locura al decir que estaba embarazada (al mismo tiempo que Iris lo estaba, actuando como si fuese una mentira basada en la envidia).
Pasan los años y ambas hermanas se encuentran en secreto. Deciden contarse la verdad: Richard había abusado sexualmente de Laura mientras permanecía en su casa, dejándola embarazada, por lo que la envió a un psiquiátrico donde la hicieron abortar. Richard había engañado a Iris sin escrúpulos.
Unos días después Laura muere precipitándose con el coche de su hermana por un puente. Iris acusa a Richard de todo lo que éste le había hecho a su hermana y éste emprende una venganza: quitarle a la hija que tenían en común: Sabrina.
Iris publica bajo el nombre de Laura su novela "El asesino ciego", que finalmente se descubre que había sido escrito en compañía de Alex Thomas.
*Crítica:
He sentido que este libro es como un laberinto. Caminas entre los recuerdos de una anciana chocándote con personajes, lugares, traiciones y dolor. Y finalmente encuentras la salida, pero no te sientes libre. No sientes que haber estado en el laberinto te haya hecho aprender nada. No me llevo ninguna experiencia que haya marcado mi vida ni ningún momento que vaya a recordar siempre.
En la novela se tratan tres historias, una de ellas una "metanovela": la historia de Iris Chase en su ancianidad, la historia de Iris y Laura, y la historia de "El asesino ciego", distopía en la que se explotan los límites sociales y amorosos. Esta es quizá la historia que más me ha gustado, el mundo, los personajes, sus motivaciones... creo que es un punto muy fuerte que explota la autora. Por otro lado, la historia de la ancianidad de Iris me ha dejado bastante fría y he sentido que solamente sirve para establecer relaciones entre los diferentes personajes que aparecen en las casi setecientas páginas.
Se puede ver que Margaret Atwood no busca la lectura fácil por parte del lector y que tiene una prosa enredada, con saltos en el tiempo, con historias simultáneas que sabe gestionar. Esto hace que tenga muchas más ganas de leer "El cuento de la criada", quiero encontrar el punto de esta autora y enamorarme de lo que escribe.
*Citas destacadas:
La vieja herida se ha abierto y mana de ella sangre invisible. Pronto me quedaré vacía.
Hace mucho tiempo murmuré "quiero morir", y de pronto me doy cuenta de que ese deseo se verá irremediablemente cumplido, y más pronto que tarde. No importa que haya cambiado de idea al respecto.
A lo mejor no escribo para nadie. A lo mejor escribo para la misma persona a quien escriben los niños cuando garabatean su nombre en la nieve.
No debería someter mi corazón a esa clase de pruebas ahora que me han informado de sus imperfecciones; sin embargo, me produce un deleite perverso hacerlo, como el bravucón que desprecia la debilidad del pequeño que llora.
Han vuelto a dolerme los huesos; me ocurre cuando el clima es húmedo. Duelen como la historia: cosas hace ya tiempo terminadas cuyo dolor todavía reverbera.
Yo no quería realismo, sino cosa que tuvieran mucho color, con n perfil simple, sin ambigüedades, que es lo que quieren la mayoría de los niños cuando se trata de la historia de sus padres: una postal.
Pienso en mi corazón como en un compañero de mi marcha interminable, los dos arados conspiradores del mal dispuestos de algún guión o táctica que no sabemos manejar. ¿Adónde vamos? Hacia el día siguiente. No se me escapa que el objeto que me mantiene en vida es el mismo que me matará.
¿Por qué el sonido del placer se parece tanto al de la aflicción? Como el de una persona herida.
"Ya lo entenderás cuando seas mayor. Lo que no sabes no puede hacerte daño." Se trataba de una máxima engañosa: a veces lo que no sabes puede hacerte mucho más daño.
Vuelvo enseguida, de forma permanente.
Un antiguo profesor suyo le dijo una vez que su intelecto era un diamante en bruto, y en aquel momento se sintió halagado. Ahora piensa en la naturaleza de los diamantes. Aunque duros, resplandecientes y útiles para cortar vidrio, sólo relucen cuando la luz se refleja en ellos. En la oscuridad no sirven para nada.
Sólo se puede escribir la verdad si se da por sentado que lo que se escribe nunca será leído, que no lo leerá nadie más, ni siquiera uno mismo en fecha posterior. De otro modo, justificarse es inevitable. El que escribe tiene que ver aparecer las palabras como si del dedo índice de la mano derecha surgiese una larga línea de tinta y la izquierda lo fuese borrando. Imposible, claro. Trazo y vuelvo a trazar la línea, ese hilo negro del que voy tirando a través de la página.
He experimentado tanto sentimientos intensos como la ausencia de ellos, y no sé qué es peor.
¿Fue una traición o un acto de valentía? Acaso ni lo uno ni lo otro. No existió premeditación; esas cosas ocurren en un instante, en el tiempo que se tarda en parpadear. Sólo puede ser así porque ya las hemos ensayado una y otra vez, en silencio y en la oscuridad; tan en silencio y a oscuras que nosotros mismos las ignoramos. Ciegos, pero con seguridad, dimos un paso adelante como si escenificáramos un baile recordado.
Es el Paraíso, pero no podemos salir de él, y si no puedes salir de un lugar, es que estás en el infierno.
Yo era arena, era nieve: escribían encima de mí, me reescribirían, me pulían.
Cuando eres pequeña, te crees que todo lo que haces es desechable. Vas de un instante a otro, arrugando el tiempo en tus manos, dejándolo de lado. Actúas como si fueras un coche lanzado a toda velocidad. Piensas que puedes librarte de las cosas y de las personas, dejarlas atrás. Todavía no sabes que tienen la costumbre de volver. En los sueños, el tiempo está congelado. Nunca puedes huir de donde has estado.
No tengo corazón, por tanto, no tengo hogar.
Pero a menudo las lágrimas no derramadas se vuelven amargas. Como el recuerdo. Como morderse la lengua. Entonces empezaron las malas noches, el insomnio.
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