Reseña || Las cosas que no nos dijimos, de Marc Levy




*Cómo llego a mis manos: 
Recuerdo haberlo comprado en una gasolinera en mitad de la nada hace muchos años de la mano de mi padre. Vaya ironía de la vida, ¿eh? Jamás me atrajo su sinopsis hasta que...





*Argumento:
Unos días antes de la celebración de su boda, Julia recibe la noticia de que su padre, con quien mantenía una relación fría y distante, ha fallecido. Debido a esto, decide aplazar la boda y asistir al funeral. Al día siguiente recibe en su casa una caja de grandes dimensiones en cuyo interior se encuentra un doble-robot de su padre. Al parecer disponen de seis días para compartirlos juntos antes de que la batería de su sistema se agote y lo que queda de su padre desaparezca por completo para siempre (esta vez sí...). 
Mintiendo a su pareja, inicia un viaje con su padre hacia Montreal donde debía haber pasado la noche de bodas. Allí, en un puesto de retratos callejeros encuentra uno que le recuerda a su primer amor, Tomas, a quien conoció durante la caída del Muro de Berlín y a quien perdió hace veinte años tras morir al pisar una mina. Al conocer esto, su padre le dice que había una carta de Tomas que nunca le entregó en la que le contaba que seguía con vida y que la amaba. Con su pareja siguiendo todos los pasos, pues todo era muy sospechoso, deciden viajar hasta Berlín, sin saber si todavía allí seguirá Tomas esperándola, después de veinte años. Sin embargo, éste se encuentra en Roma con su actual pareja, a punto de trasladarse a África en su carrera como periodista. 
El doble-robot de Julia comienza a sufrir pequeños fallos de sistema con el paso de los días, en los que la relación entre padre e hija se estrecha, solucionando las heridas del pasado. Fue el padre de Julia quien la separó de Tomas y quien le ocultó la verdad sobre su supervivencia, así como quien quiso decidir su futuro y atarla lo más posible a sí.
Finalmente, Julia y Tomas se encuentran y mantienen relaciones sexuales, con lo que Julia se siente culpable por su pareja, Adam, a quien ha mentido y sigue mintiendo cada día. Tras este encuentro, se separan, ponen fin a su historia. Pero Julia no puede seguir con las mentiras, pues Adam ya sabe lo que ha ocurrido: que tiene dudas, que sigue pensando en su primer amor... Su relación se acaba y Julia, alentada por el doble-robot de su padre, decide ir en busca de su querido Tomas.
Para ahorrarle el mal trago, el doble-robot del padre de la protagonista deja una carta con sus sentimientos por ella y dándole instrucciones para que se vaya antes de que vengan a buscar su cuerpo metálico y electrónico sin energía. Así, cuando Julia abandona su piso para comenzar su nueva vida con Tomas, el padre sale de la caja tranquilamente y vuelve a su vida como empresario y multimillonario.

*Crítica:
Tengo emociones encontradas con este libro. Creo que ha llegado a mi vida en el momento adecuado (he formado un poco el momento, pero bueno), pero me he sentido enfadada al cerrarlo. Es un libro al que hay que darle tiempo para que arranque (unas cien páginas aproximadamente, hasta que aparece Tomas), pero de una lectura muy rápida, muy ligera. Favorece mucho a esta idea que haya muchos más diálogos que descripciones. 
Pero en mi opinión el libro está tan mal enfocado... 
Partiendo de que para nada esperas de qué va a tratar realmente (si unes la portada y la sinopsis esperas que la protagonista reciba cartas que escribió su padre en vida, pero no), siguiendo con que la idea principal es absurda y poco probable de que ocurra en la actualidad, y terminando con que se le da más importancia a la relación Julia-Tomas que padre-hija... 
No es el primer libro que leo de Marc Levy y debería haber sabido que lo que te muestran no es lo que hay. Que todo da muchas vueltas hasta llegar al final feliz, que hay giros y giros (algunos más realistas que otros), que el amor siempre predomina... Sinceramente, la relación entre Tomas y Julia oculta totalmente la idea del libro de mostrar la unión entre un padre y una hija. Es cierto que hay un tono de humor muy acusado (no siempre hace gracia, al menos lo intenta), pero los personajes están muy desdibujados (e insoportables a menudo, como me ha sucedido con Julia), siguen un patrón muy cerrado y la historia, a pesar de los giros, es predecible. Excepto el final, que realmente es muy sorprendente.
Lo que más me ha gustado han sido las cartas. Todas. Es cierto que la de Tomas es descorazonadora y te inunda de una tristeza tremenda, pero la del padre y la de la madre me hicieron llorar y sentirme profundamente emocionada. Creo que no se les da la suficiente importancia, quizá a la del padre sí, porque está al final y en su lugar correcto, pero todo está movido por la relación amorosa y no es eso lo que esperaba de este libro.

Te gustará si lo que buscas es una comedia romántica con personajes tipo y que sea de lectura ligera. Quizá para los meses de verano o épocas de bloqueo lector sería bastante asequible, pero si buscas una introspección profunda en la recuperación de la figura de un padre al que su hija ha detestado durante su vida, este no es tu libro.

*Citas destacadas:

Casarse es una cosa, pero permíteme que te diga que compartir tu vida entera con alguien es otra muy distinta. Hace falta mucho amor, mucho espacio. Un territorio que ambas personas inventan juntas, y donde ninguna debe sentir que le falta el aire para respirar. 
Te amé tal y como eras, y jamás querría que fueras de otra manera, te amé sin comprenderlo todo de ti, convencido de que el tiempo me daría la manera de hacerlo; quizá en medio de todo ese amor olvidara a veces preguntarte si me amabas hasta el punto de abrazar todo lo que nos separa. 
Todos encontramos buenas excusas para no permitirnos amar, por miedo a sufrir, por miedo a que un día nos abandonen. Y, sin embargo, cuanto amamos la vida, pese a saber que algún día nos abandonará. 
¿Serías capaz durante siete años de entregarte a alguien sin reservas, de darlo todo, sin límites, sin dudas ni temores, sabiendo que esa persona a la que quieres más que a nada en el mundo olvidará casi todo lo que habréis vivido juntos? ¿Aceptarías que tus atenciones, tus gestos de amor, se borraran de su memoria, y que la naturaleza, a la que le horroriza el vacío, llenara un día esa amnesia con reproches y anhelos no cumplidos? Consciente de que todo ello es inevitable, ¿encontrarías pese a todo la fuerza de levantarte en mitad de la noche cuando la persona a la que quieres tiene sed, o simplemente una pesadilla? ¿Tendrías ganas todas las mañanas, de prepararle el desayuno, de velar por distraerla todo el día, divertirla, leerle cuentos cuando se aburra, cantarle canciones, salir porque necesitará que le dé el aire, incluso cuando hace un frío helador? Y, al llegar la noche, ¿ignorarás el cansancio, irás a sentarte al pie de su cama para aplacar sus miedos y hablarle de un porvenir que, irremediablemente, vivirá lejos de ti? Si tu respuesta a cada una de esas preguntas es sí, entonces perdóname por haberte juzgado mal, sabes de verdad lo que es amar. 
He amaestrado la soledad, hace falta muchísima paciencia. He caminado por ciudades de todo el mundo en busca del aire que respirabas. Dicen que los pensamientos de dos personas que se aman siempre terminan por encontrarse, así que me preguntaba a menudo antes de dormirme por las noches si tú también pensabas en mí cucando yo pensaba en ti; fue a  Nueva York, recorrí las calles soñando con verte y temiendo a la vez que ese encuentro se produjera. Cien veces creí reconocerte, y era como si mi corazón dejara de latir cuando la silueta de una mujer me recordaba a ti. Me juré no volver nunca a amar así, es una locura, un abandono de sí mismo imposible. El tiempo ha pasado, también el nuestro, ¿no crees? 
Eres y seguirás siendo en mi memoria, lo más hermoso que me ha pasado en la vida. Me doy cuenta ahora de cuanto te amo al escribirte estas palabras. Hasta pronto, quizá. De todas maneras, estas aquí, siempre estarás aquí. Sé que, en alguna parte, respiras, y eso ya es mucho. Te amo. 

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