Reseña || Vida de Pi, de Yann Martel

*Cómo llegó el libro a mis manos:
La película me robó el corazón y quería saber cómo de directas llegarían las palabras.
imagen de antstepsbooks
*Argumento:
Piscine Molitor Patel, Pi, pasa su infancia en La India, en Pondicherry, donde su familia posee un zoológico. Poco a poco irá descubriendo el espacio que ocupa la religión en su vida, pero no sólo el hinduismo, sino también el cristianismo y el islamismo. Debido a la situación política de su país, deben emigrar a Canadá y vender todos los animales a otros zoológicos para poder viajar hasta la otra punta del planeta. 
Una vez embarcan junto a los animales, sufren un naufragio debido a una gran tormenta (aunque no se concreta que éste sea el motivo fundamental del hundimiento) y Pi se ve solo, sin su familia, en un bote salvavidas junto a una cebra, una hiena, un tigre de bengala y una orangután. Pi llega al bote sin querer, pues unos hombres lo lanzan como cebo para los animales. En la caída, la cebra se rompe una pata y la hiena, sedienta de furia y hambre, la destroza. Uno a uno, los animales van muriendo a manos de la hiena, que finalmente muere bajo las zarpas de el tigre: Richard Parker. Pi siente miedo por esa gran bestia, así que crea una balsa y la ata al bote salvavidas, pues no confía en que Richard Parker vaya a convivir pacíficamente.
Pi descubre en el pozo de alimentos del bote comida, bebida -de lo que hace inventario- y un diario junto a un manual de instrucciones sobre supervivencia en alta mar. Así, comienza a documentar su día a día. Se le ocurre que debe tratar de domar a Richard Parker, pues no puede estar para siempre en una balsa a merced del mar, de las bestias que habitan en él. Poco a poco, consigue hacerse con parte del bote salvavidas, dividiendo el territorio que le pertenece a él del que le pertenece a Richard Parker. 
Así, con sucesos como la lluvia de peces voladores o las precipitaciones que le hacen no morir de sed, va transcurriendo su historia en alta mar, siempre rezando, siempre sintiendo que Dios no le ha abandonado.
Pi queda ciego temporalmente y durante ese período, en el que pierde la esperanza de seguir ocn vida, se encuentra con otro hombre ciego en alta mar. Ambos conversan sobre comida, pero finalmente Richard Parker lo mata y Pi descubre su cuerpo mutilado cuando recupera la vista.
El bote llega a una isla formada únicamente por algas. Allí Pi descubre un paraíso: una isla verde llena de estanques de agua dulce poblada por miles de suricatas. Allí pasa varias semanas y se da cuenta de un hecho: Richard Parker siempre vuelve al bote por las noches y los suricatas suben a los árboles para refugiarse. Poco a poco, Pi descubre que es una isla carnívora, pues encuentra un juego de dientes dentro de hojas de los árboles. Huye rápidamente de allí, asustado por la idea de morir tras haber sobrevivido tanto tiempo y en sus circunstancias. 
Finalmente llega a la costa de México, donde cae agotado sobre la arena cálida de la playa. Richard Parker entra en la selva sin siquiera mirar a Pi, hecho que le destroza moralmente, pues después de salvarle la vida ni siquiera pudo despedirse de él. Es recogido por unos hombres que lo llevan al hospital. Allí, dos trabajadores de Oika -empresa al que pertenecía el carguero donde viajaban Pi y su familia desde La India hacia Canadá- le entrevistan, pero al contarles Pi su historia, éstos le piden una historia más creíble: sin animales. Así, Pi cuenta la historia alternativa: quedó en el bote salvavidas con su madre, el cocinero y un marinero. El marinero al caer se rompió una pierna, por lo que el cocinero decide que deben cortársela para salvarle la vida. Pero éste usa la pierna para poder pescar, llegando incluso a comerse parte del hombre. La situación en el bote se complica y el cocinero asesina a la madre de Pi, por lo que éste mata al cocinero. Así, sólo, Pi logra sobrevivir siete meses en alta mar, llegando hasta México sin animales ni islas carnívoras. Los entrevistadores quedan contentos con la nueva versión, llegando a la conclusión de que las dos historias contadas por Pi son paralelas: la hiena es el cocinero, la cebra es el marinero, la orangután es la madre y Richard Parker es Pi.

*Crítica:
Es difícil hablar de este libro como experiencia única, pues al haber visto la película previamente a cada momento visualizaba las escenas tal y como suceden en la versión cinematográfica -o imaginando cómo serían aquellas que no se llegaron a adaptar-. 
La novela es una historia dura sobre la supervivencia con uno mismo y con tu enemigo -que muchas veces pueden confundirse entre sí-. La belleza y la crueldad de las palabras llegan mucho más hondo de lo que llegan las imágenes, pero visualizar mentalmente algunas escenas implica mayor dureza de la que se siente cuando te dan la imagen y tú sólo tienes que mirarla. Esto es un punto a favor del libro: las palabras cuentan más escritas que leídas por el narrador en la película.
Pi es el ejemplo de fuerza, de fe, de voluntad, de superación del miedo. Cuando no tienes miedo a morir, tan sólo sigues viviendo aceptando la realidad. 
imagen de la portada de editorial Destino
La narración se divide en tres capítulos: infancia en La India, supervivencia en alta mar y llegada a México. En el primero se nos presenta el ambiente que rodea a Pi: su nacimiento y motivo de su nombre, su infancia en la escuela, cómo se sumerge en la religión y cómo funciona un zoológico. Esta parte fue un verdadero descubrimiento: su opinión sobre los zoológicos. Me sorprendió muchísimo leer -por fin- un texto a favor de los zoológicos fundamentado en la visión de alguien que mantiene una relación tan cercana con uno. Disfruté muchísimo leyendo sus reflexiones y sus conocimientos sobre fauna. En el segundo capítulo, el más importante, vemos cómo Pi tiene que amoldarse a su nuevo destino: sobrevivir. Éste es el capítulo más duro de leer, pero a la vez más emotivo. Cada acción de Pi te hace temblar y la presencia de Richard Parker es más amplia de lo que se cree que va a ser, incluso para el lector. Lloré en la ausencia de despedida como si hubiese sido a mí a quien hubiesen abandonado. La escena de la separación llega como un jarro de agua fría -mucho más si no se ha visto la película- y hay riesgo de que el corazón se resquebraje. En el tercer capítulo la realidad se vuelve injusta -más- y crea sensación de impotencia. Todos queremos creer, pero si no hay fe, tan solo queda una historia plana, vacía de magia y de sentimientos. 
La reflexión final, las dos historias paralelas, se conecta en un punto que se lleva tratando desde el comienzo de la supervivencia de Pi: quién es quién. ¿Fue Richard Parker un tigre de bengala realmente o fue el reflejo que el propio Pi creó para no morir en la desesperación? La respuesta está en escuchar a tu corazón: creer o no creer.

*Citas destacadas:
Cuando has sufrido mucho en la vida, cada dolor adicional es tan intolerable como insignificante. Mi vida es como un cuadro memento mori del arte europeo: siempre aparece una calavera sonriente a mi lado para que nunca me olvide de la locura de la ambición humana. Yo me burlo de la calavera. La miro y le digo: "te has equivocado de hombre. Tú quizás no creas en la vida, pero yo no creo en la muerte. ¡Aire!". La calavera se ríe y se me acerca todavía más, pero tampoco me sorprende. La razón por la que la muerte se aferra tanto a la vida no tiene nada que ver con una necesidad biológica; lo hace por envidia pura. La vida es tan bella que la muerte se ha enamorado de ella, un amor celoso y posesivo que agarra todo cuanto puede. Pero la vida salta por encima de la muerte con facilidad y en el fondo, lo poco que pierde carece de importancia -como el cuerpo, por ejemplo- y la melancolía no es más que la sombra de una nube pasajera. 

El hecho de escoger la duda como filosofía de vida es como elegir la inmovilidad como forma de transporte.

En una pared justo al otro lado de la taquilla, mi padre había escrito la siguiente pregunta en grandes letras rojas: ¿SABES CUÁL ES EL ANIMAL MÁS PELIGROSO DEL ZOOLÓGICO? Había una flecha que señalaba una pequeña cortina. Tantas eran las manos curiosas e impacientes que tiraban de ella que cada dos por tres teníamos que cambiarla. Detrás de la cortina había un espejo.

La primera sensación de maravilla es la que cala más hondo; toda maravilla posterior se amolda a la impresión causada por la primera. 

(...); el darse cuenta de que el principio fundamental de la existencia es lo que llamamos amor, que a veces no se manifiesta de forma clara, ni limpia, ni inmediata, pero siempre de forma ineluctable.

La muerte inminente ya es bastante terrible de por sí, pero es mucho peor si te sobra tiempo, tiempo en el que se hace patente toda la felicidad que ha sido tuya y toda la felicidad que podría haber sido tuya. Ves todo lo que te estás perdiendo con una nitidez abrumadora.

(...) si tu miedo se vuelve una oscuridad muda que evitas, quizás hasta olvides, te expones a nuevos ataques de miedo porque nunca trataste de combatir el adversario que te venció.

Es inevitable que confunda mi vida con la del universo. La vida es una mirilla, un mero agujerito que da a una inmensidad. ¿Cómo no voy a pensar en eta perspectiva tan breve y apretujada que tengo de las cosas? ¡Si esta mirilla es lo único que tengo!

El tiempo no es más que una ilusión que nos hace suspirar.

-¡Te quiero! Te lo juro. Te quiero, Richard Parker. Si ahora no estuvieras aquí, no sé qué haría. No creo que resistiera. No, no resistiría. Me moriría de desesperación. No te rindas, Richard Parker, no te rindas. Te prometo que te llevaré a tierra. ¡Te lo prometo!

Ojalá le hubiera dicho: "Richard Parker, se ha acabado. Hemos sobrevivido. ¿Es increíble, verdad? Te debo más gratitud de la que pueda expresar. No lo hubiera conseguido sin ti. Así que me gustaría decírtelo formalmente: Richard Parker, gracias. Gracias por salvarme la vida. Ahora vete donde quieras. Durante casi toda tu vida sólo has conocido la libertad restringida de un zoológico. Ahora vas a conocer la restricción libre de la selva. Te deseo lo mejor. Cuidado con el Hombre. Nunca será tu amigo. Pero espero que a mí me recuerdes como amigo. Jamás te olvidaré, de eso puedes estar seguro. Siempre te llevaré en el corazón. ¿Ahora me bufas? Mira, nuestro bote acaba de llegar a la arena. Así que adiós, Richard Parker, adiós. Vete con Dios".

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