Reseña || El castillo ambulante, de Diana Wynne Jones (#LeoAutorasOct)

*Cómo llegó el libro a mis manos:
Sé que todas las películas de Studio Ghibli transmiten mucha magia y quería comprobar si las letras también.

*Argumento:
Sophie, Lettie y Martha son tres niñas cuyo destino está marcado según su fecha de nacimiento: Sophie, quien nos cuenta su historia, será la menos afortunada, pues es la hermana mayor. Su madrastra (que no es malvada) la envía a trabajar a una sombrerería y allí la Bruja del Páramo le echará un maleficio, convirtiéndola en una anciana, por lo que Sophie decide marchar para que nadie la vea con ese aspecto.
Mientras, Lettie y Martha, quienes también han sido enviadas a distintos lugares para completar su formación, cambian su físico entre sí mediante un conjuro.
En su huida da con el Castillo Ambulante y recuerda las leyendas que escuchó de pequeña: en su interior vive el mago Howl, quién devora los corazones de las jovencitas. Por el camino se encuentra con un perro y con un espantapájaros que la hará sentir despavorida. Aún así consigue entrar y decide ocuparse de la limpieza del castillo, pero éste no es lo que parece: está en continuo movimiento entre tierras lejanas donde se lo conoce de distintas maneras. Sophie descubre que tiene un don muy especial: darle vida a las cosas. Allí vive el mago Howl, Michel, su ayudante, y Calcifer, el fuego que se encarga del funcionamiento tan especial que posee el castillo, pero éste último ha mantenido un contrato que Sophie promete romper para liberarlo. 
Con el tiempo descubrirá que las leyendas sobre el mago no están desencaminadas, pues disfruta enamorando a jovencitas a las que luego abandona cuando éstas muestran el menor interés. Sophie descubrirá que está tratando de conquistar a su hermana Lettie, pero no sólo él, sino también Michel. Esto la hace enfurecer y juega con la ira de Howl.
Howl, en su vena conquistadora, en un pasado trató de conquistar a la Bruja del Páramo, abandonándola como suele hacer, por lo que ésta también le echó un maleficio: una vez se cumpliesen una serie de requisitos, tendrían que enfrentarse en una batalla.
Por error, un ejercicio de literatura del sobrino de Howl caerá en las manos de Michel, quien pensará que es un conjuro y tratará de coger una estrella fugaz para realizarlo. Al devolver el ejercicio a la profesora, la señorita Angorian, Howl prohibirá que vuelvan a intentar capturar una estrella fugaz: Calcifer lo fue. Su contrato consistía en que Howl le daría su corazón a cambio de que se quedase en el castillo, por lo que Howl no puede enamorarse de nadie y hace esos juegos amorosos con las chicas jóvenes. 
El rey encarga al mago que encuentre a su hermano el príncipe Justin, pues hace años se perdió mientras buscaba a su amigo Ben Sulliman. La señorita Angorian llegará al castillo preguntando por éste, queriendo llevarse una guitarra suya, pero Sophie en un ataque de celos la despacha. 
Howl irá al funeral de su maestra la Bruje Pentstemmon convertido en perro, pero los requisitos impuestos por la bruja del páramo se cumplen y deben luchar. 
Tanto el perro como el espantapájaros que encontró Sophie en su huida hacia el castillo, consiguen entrar y son trasformados por Howl en su aspecto real: el príncipe Justin y su amigo Ben Sulliman, que habían sufrido un castigo por parte de la Bruja del Páramo: quería juntar sus cuerpos con el del mago Howl para crear el hombre perfecto.
La señorita Angorian trata de destruir a Howl, que cae al suelo dolorido. Sophie rompe el contrato entre Howl y Calcifer a quien dice "que vivas mil años más", por lo que éste último consigue romper la maldición de Sophie. Con sus manos coge el corazón de Howl y lo introduce en su pecho. Se descubre que Howl sabía desde el inicio que Sophie estaba hechizada y que éste iba a casa de Lettie y Martha para conocer más sobre ella y poder romper su maldición. Entre ambos surge el amor verdadero.
Con el resto de personajes: el principe Justin y el mago Sulliman vuelven a su aspecto real, con todas sus partes, y este último le pide a Lettie que sea su aprendiz; Michel continúa su amor con Martha (creía que era Lettie por el conjuro de cambio de aspecto físico) y Calcifer decide volver a ser el fuego del castillo, pudiendo salir con libertad.

*Crítica:
Quiero tener un pensamiento crítico con el libro por encima de mis gustos personales: y es que éste es el primer libro de fantasía que termino de leer, que no dejo a la mitad, aunque ganas he tenido. La fantasía, en general (y en concreto en esta obra), se me hace tediosa y sufrida: mundos irreales, con elementos mágicos y descripciones minuciosas con términos cuyo significado el autor a veces te facilita y a veces no, con historias inverosímiles a menudo y a las que hay que echarle imaginación. Todos estos factores, por si solos, me conquistan: la magia, la descripciones detalladas, la irrealidad... Pero en una novela, todo mezclado (a veces demasiado mezclado: revuelto) me hace delirar y soy incapaz de seguir. 
Desde el primer momento me animó a leer la historia de Sophie y cómo la cuenta: con sus escenas cómicas, sus escenas lastimosas y sus escenas sin sentido, pero que, en las últimas diez páginas de la obra cobran un orden y todo encaja en la narración, ¡cómo no! El personaje de Sophie va cogiendo razón según avanza la obra: al principio no sabe por qué hace lo que hace, ni por qué acude a ciertos sitios o colabora con Howl, que tan malo era cuando no sabía nada sobre él. Howl, por otra parte, es el personaje que más interés nos puede crear, pues alrededor de él hay un aura tan misteriosa que, si te acercas demasiado, te envuelve: no sabemos por qué actúa como lo hace, cuáles son sus motivaciones, sus miedos y por qué huye, hace contratos o desaparece tan a menudo. En mi mente, Calcifer irradiaba mucho más poder del que en la obra nos muestra, todo lo que apreciamos se intensifica: su misterio, su compasión, su fuerza. 
Como digo, durante la obra suceden cosas que parecen tener una importancia nimia o aparecen personajes que se sienten como secundarios al leerlos, pero resultan ser parte del misterio principal. Todos estos pequeños detalles se pueden olvidar con facilidad capítulo tras capítulo, pero en las últimas cuatro páginas todo se une formando una perfecta armonía: un final feliz. O varios: un final feliz para cada uno de los personajes; pero sobre todo para Howl y Sophie, cuyo amor la autora intenta vendérnoslo como verdadero, como único y especial, como modelo. Howl no tenía corazón, debido al contrato con Calcifer, pero una vez Sophie lo introduce en su pecho de nuevo, siente amor infinito por ésta: se enamora. No creo que el amor sea ésto. Quizá como metáfora sea muy bonito, muy lírico, pero las emociones no se sustentan sobre las metáforas, sino sobre la realidad. 

*Citas destacadas:
Quiero destacar la Canción, de John Donne, no por su lirismo sino por los matices machistas, ¿los encontráis? Este poema se supone era uno el ejercicio para la escuela del sobrino de Howl, que Michel y Sophie confundieron con un conjuro. No olvidemos que es un libro infantil, que los niños aprenden de esto.

Ve y atrapa una estrella fugaz;
logra una raíz de mandrágora con un niño,
dime dónde están todos los años pasados,
o quién quebró el pie del diablo;
Enséñame a escuchar el canto de las sirenas,
o a mantener alejada la picadura de la envidia;
y encuentra
qué viento
hace avanzar a una mente honesta.

Si has nacido para ver cosas extrañas,
cosas invisibles al ojo,
cabalga diez mil días y noches,
hasta que la edad cubra de nieve tus cabellos;
cuando retornes, me contarás

las extrañas maravillas que te acontecieron,
y jurarás
que en ningún lugar
vive una mujer justa, y constante.

Si tú encuentras una, házmelo saber,
dulce sería semejante peregrinaje.
Pero no, yo no iría
aunque debiéramos encontrarnos en la casa
de al lado;
porque aun si ella era fiel cuando la viste,
y lo fue hasta que escribiste tu carta,
sabrá ser infiel
a otros dos o tres, antes de que yo acuda.


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