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Boceto XV: carta a mi mente
No soy capaz de escuchar por encima del ruido de tantas voces; no entiendo lo que dices, ¿me lo dices a mí?
Observo tus labios formando grutas, me imagino qué estarás diciendo, si describirás algo a nuestro alrededor, si me contarás qué te sucedió esta mañana o qué soñaste anoche. Quizá estés hablándome de mí. Quizá sigues mirándome como el primer día.
Pero la ciudad oculta tu voz en un océano de voces, todas dicen algo a alguien. Entiendo palabras sueltas, pero para mí no significan nada. Todo el significado que encuentro en el mundo está en tu verdad. Y si no te oigo, ¿qué es este mundo sino un sinsentido?
Quiero que grites para poder oírte, pero no puedo pedírtelo: no serviría de nada. Sé que mi lucha es hacer que el sonido del mundo duela menos, acallar tanto ruido y por fin poder entenderte. Poder escucharte después de tanto tiempo debe ser un acto hermoso, como un cisne desplegando sus blancas alas, como una nube dejando al descubierto el sol.
Me muero por oír tus palabras, por favor, no dejes de hablar, sé que un día seré capaz de escucharte…
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